La primera vacuna contra la malaria es un salto adelante, pero no podemos detenernos ahora
OPINIÓN: Se necesitan vacunas de nueva generación, y mucho más dinero, para romper el estancamiento en la lucha contra la malaria.
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Cuando la Organización Mundial de la Salud aprobó la primera vacuna contra la malaria del mundo en octubre de 2021, fue un momento crucial en una muy larga búsqueda. Me sentí completamente abrumado por la emoción. Envié tuits, correos electrónicos, mensajes de texto y llamé a colegas, amigos y familiares. Algunos lloramos.
Esta vacuna, que se pondrá en marcha a partir de 2022, se necesita urgentemente. Pero puede que no sea suficiente. A pesar de esta historia de éxito de alto perfil, ahora no es el momento para relajarse. Por el contrario, necesitamos urgentemente poner más trabajo y más dinero en la lucha contra la malaria.
Con la pandemia de la Covid ahora en su tercer año, tal vez sea difícil para los medios de comunicación y el público cambiar el enfoque hacia una enfermedad diferente. Pero la malaria es una gran asesina. Se encuentra entre las tres primeras causas de muerte entre los niños a nivel mundial; casi medio millón de niños murieron de malaria en 2020.
Como médico-científico especializado en malaria, he pasado más de 15 años investigando la enfermedad; antes de eso, viví y trabajé durante tres años como voluntario del Cuerpo de Paz de EE.UU. en un pueblo de Benín, en África Occidental, donde la malaria es endémica. He visto de primera mano cómo millones de personas se ven afectadas por esta devastadora enfermedad.
Hubo algunos éxitos iniciales en la lucha contra la malaria entre 2000 y 2015. Pero ahora estamos perdiendo los avances que tanto nos costó conseguir en esa guerra. Los mosquitos se han vuelto resistentes a los insecticidas; el parásito de la malaria se ha vuelto de nuevo resistente a los medicamentos de uso común. Las muertes por malaria aumentaron un 12% de 2019 a 2020, superando las 600.000 al año.
Esta vacuna llega en un momento crítico, y puede proporcionar la nueva arma que necesitamos para romper el estancamiento. O puede que no. Todavía no lo sabemos. La vacuna RTS,S, recientemente aprobada, ha sido probada y ha demostrado ser segura en cientos de miles de niños, pero es posible que aparezcan efectos secundarios negativos muy raros en una distribución más amplia. Es moderadamente eficaz, lo cual es sorprendente, pero no tanto como podría serlo. Pueden ser necesarias múltiples dosis de refuerzo; el parásito de la malaria puede evolucionar para evadirla.
Por eso, aunque pueda parecer contradictorio para quienes elaboran las políticas y los donantes, ahora es el momento de redoblar los esfuerzos de investigación para desarrollar una segunda generación de vacunas que funcionen mejor y quizás de forma diferente, dándonos opciones y nuevas herramientas para derrotar este azote mundial. Aunque hay un buen trabajo en marcha, podría haber mucho más. La financiación total para la investigación y el desarrollo de la malaria ha ido disminuyendo desde 2018; la financiación mundial para vacunas en 2021 fue decepcionantemente la más baja desde 2010.
El desarrollo de la vacuna contra la malaria tiene una larga historia, y no siempre estuvo claro que pudiera funcionar. A diferencia de las personas que tienen, por ejemplo, sarampión, las personas que contraen la malaria pueden recuperarse y volver a contraerla; su sistema inmunitario solo aprende un poco a combatirla. Esto dificulta la creación de una vacuna.
En los años sesenta y setenta, los investigadores sometieron a ratones y luego a personas a miles de picaduras de mosquitos debilitados por la radiación y demostraron que esto les protegía contra la posterior exposición a la malaria. Rastrearon esta protección hasta los anticuerpos contra la principal proteína de superficie del parásito de la malaria, llamada proteína del circunsporozoito (CSP). Los investigadores no pudieron meter toda la proteína CSP en una vacuna, por lo que pasaron años probando diferentes fragmentos hasta que surgió un favorito. Entonces mezclaron esta subunidad de proteína con un portador —un antígeno contra la hepatitis B— y un adyuvante para potenciar la respuesta inmunitaria. Funcionó. El RTS,S nació en 1987.
El proceso para demostrar la seguridad y la eficacia del RTS,S fue necesariamente largo. Los primeros ensayos, con adultos, fueron en 1995; se necesitaron docenas más en diferentes países y poblaciones, incluidos los bebés, para someterla a todas las pruebas. La vacuna RTS,S llegó finalmente a la meta gracias a una asociación público-privada (entre GlaxoSmithKline y la Iniciativa de Vacuna contra la Malaria de la organización sin ánimo de lucro PATH, con financiación de la Fundación Bill y Melinda Gates). En la población objetivo de niños de 5 a 17 meses, la vacuna ha demostrado una eficacia de alrededor del 56% durante un año. Los modelos predicen que el despliegue de la vacuna sería altamente rentable, salvando cientos de vidas por cada 100.000 niños vacunados.
En diciembre de 2021, la asociación público-privada Gavi aprobó la financiación para apoyar el despliegue en el África subsahariana. En la actualidad, los distintos países están elaborando sus planes individuales para la RTS,S, y las primeras introducciones se esperan para finales de este año. La gente parece estar acogiendo estas vacunas con los brazos abiertos, incluso en los países del África subsahariana, donde existen ciertas reticencias a las vacunas contra la Covid-19.
Se trata de un éxito maravilloso, pero la guerra contra la malaria todavía tiene un largo camino por recorrer. Todavía será necesario realizar campañas de educación para asegurarse de que el despliegue de la vacuna contra la malaria se realice sin problemas. Y la gente sigue necesitando tomar todas las demás precauciones sensatas, desde dormir bajo mosquiteros hasta drenar el agua estancada que sirve de caldo de cultivo para los mosquitos. Mientras tanto, otros avances en las vacunas contra la malaria también resultan prometedores y esperanzadores, como los recientes estudios de la vacuna R21, que se ha probado en niños de Burkina Faso. Parece que proporcionará una mayor protección: entre el 74% y el 77% durante los seis meses posteriores a la vacunación. Y hay vacunas candidatas de ARNm que se apoyan en los recientes éxitos extraordinarios de las vacunas contra la Covid-19, que ya se han ensayado en bebés de hasta seis meses. La investigación intensiva y centrada en mejorar la RTS,S también podría producir rápidamente una mejor vacuna.
La buena noticia es que las nuevas vacunas podrían ser aprobadas más rápidamente que la RTS,S, tanto porque el proceso de aprobación de la vacuna contra la malaria se ha agilizado como por el éxito en el despliegue rápido de las vacunas contra la Covid-19. La mala noticia es que no hay suficiente dinero destinado a la causa. De hecho, la financiación para el desarrollo de la vacuna contra la malaria se redujo en 21 millones de dólares, es decir, un 15%, en 2020.
Esta primera vacuna contra la malaria es un gran avance, pero no el único que necesitamos. Aunque deberíamos celebrar este hito, el momento de avanzar en las vacunas de próxima generación es ahora.
Artículo traducido por Debbie Ponchner
10.1146/knowable-081722-5
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