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CRÉDITO: ALBRECHT DURER / DOMINIO PÚBLICO

¿Es usted la misma persona que cuando era más joven? Las personas varían en cuanto a lo cerca que se sienten de su yo pasado y futuro, un rasgo conocido como autocontinuidad. Los estudios demuestran que las personas con mayor autocontinuidad son más propensas a tomar decisiones responsables a largo plazo. Estos cinco autorretratos del pintor alemán Alberto Durero muestran al artista a los 13, 22, 27, 29 y 51 años (de izquierda a derecha).

Entable una amistad con su yo del pasado y del futuro

Es lo que los psicólogos llaman autocontinuidad, y puede mejorar su salud y bienestar.


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Cuando le preguntaron por qué no empezó a escribir novelas hasta que estaba en sus treintas, el célebre escritor checo Milan Kundera dijo que no tenía la experiencia necesaria cuando era más joven. “Este imbécil que fui, no me gustaría verlo”, añadió.

Muchos de nosotros echamos la vista atrás y nos estremecemos al recordar nuestra inmadurez. Variamos mucho en el grado en que nos sentimos amables y conectados tanto con nuestro yo anterior como con nuestro yo futuro. Los psicólogos llaman a este rasgo autocontinuidad, y sugieren que tiene un peso enorme a la hora de determinar nuestro bienestar a largo plazo.

En los últimos años, cada vez más investigaciones han demostrado que un sentido de coherencia entre nuestro pasado y nuestro presente puede reforzar la salud mental y, sobre todo, la resiliencia emocional. Por otra parte, la conexión con nuestro yo futuro puede influir en decisiones con repercusiones a largo plazo en nuestro bienestar futuro, desde cuidar nuestra dieta hasta ahorrar para la jubilación.

La gerontóloga Corinna Löckenhoff, de la Universidad de Cornell, que investiga este rasgo, afirma que la autocontinuidad “nos permite saber de dónde venimos y adónde vamos. Nos da dirección, propósito e identidad”.

Encaramado en el presente

El psicólogo del siglo XIX William James comparó la experiencia humana con estar encaramado en una silla de montar “desde donde miramos en dos direcciones en el tiempo”. Pero los investigadores modernos han descubierto que la capacidad —o la voluntad— de mirar con sentido en una u otra dirección varía de una persona a otra, al igual que otros rasgos psicológicos como ser extrovertido o introvertido.

“Algunas personas sienten un gran grado de solapamiento y continuidad con su yo futuro, y otras ni siquiera piensan en ese yo, y lo sienten casi como un extraño”, afirma el psicólogo Hal Hershfield, de la Universidad de California en Los Ángeles.

La mayoría de los estudios sobre autocontinuidad miran al futuro, no al pasado. Los investigadores suelen medir la autocontinuidad futura preguntando a las personas en qué medida se sienten similares a un futuro yo imaginado. En un estudio realizado en 2009 con 164 personas, por ejemplo, Hershfield y su equipo emplearon una serie de diagramas de Venn, con dos círculos superpuestos en distintos grados. Se pidió a los participantes que eligieran el par de círculos que mejor describiera lo parecidos y conectados que se sentían consigo mismos dentro de 10 años. Las respuestas de los participantes oscilaron entre un solapamiento casi nulo y un solapamiento casi total.

Las diferencias entre las personas dependen de una mezcolanza de factores, además de las influencias básicas de la naturaleza y la crianza. Hay estudios que indican que las personas mayores, cuyos horizontes temporales son más cortos, suelen tener un mayor sentido de la continuidad de sí mismas, al igual que los miembros de las culturas de Asia Oriental, que, según especulan algunos estudiosos, tienden a tener una visión del mundo más holística y conectada. Pero los investigadores han descubierto que las personas que luchan contra la depresión, la pobreza y los traumas infantiles tienden a sentirse menos conectadas con su yo futuro.

El gráfico muestra siete pares de círculos, superpuestos en diferentes grados.

Una forma que tienen los psicólogos de medir la autocontinuidad es preguntar a las personas cuál de estos siete pares de círculos representa lo cerca que se sienten de su yo futuro. Aquellos cuyos círculos se solapan más muestran una mayor autocontinuidad.

El tipo de la mañana contra el tipo de la noche

El grado de coherencia que sentimos con nosotros mismos a lo largo del tiempo puede apoyarnos o sabotearnos. Las personas con una conexión más sólida con su yo futuro pueden ser más propensas a pagar costos a corto plazo a cambio de beneficios futuros, y viceversa.

El cómico Jerry Seinfeld ilustra el conflicto en su sketch sobre cómo el tipo de la mañana siempre sufre por las travesuras carpe-diem del tipo de la noche: “Te levantas por la mañana, te suena el despertador, estás agotado y atontado”, dice. “Odio al tipo de la noche. Ves, el tipo de la noche siempre jode al tipo de la mañana...”

La misma tensión es evidente en el fracaso más amplio y grave de muchos estadounidenses a la hora de ahorrar para la jubilación. En una encuesta realizada en 2022 a más de 1.100 jubilados, el 70 % afirmó que desearía haber empezado a ahorrar antes. Hershfield afirma que esta crisis emergente es lo que le llevó a centrar su investigación en la autocontinuidad y sus consecuencias conductuales. Tanto él como otros investigadores han descubierto que las personas con mayor autocontinuidad son más propensas a adoptar comportamientos que les reporten beneficios en el futuro, como ahorrar para la jubilación y cuidar mejor de su salud en el presente.

La investigación de Hershfield sugiere que las personas con mayor autocontinuidad también son más propensas a comportarse de forma ética y responsable. En un estudio de 2012, Hershfield y sus colegas midieron la autocontinuidad de 85 estudiantes de la Universidad Northwestern y, a continuación, realizaron un seguimiento con una prueba para evaluar su conducta ética. Solo el 50 % de los que obtuvieron una puntuación baja en autocontinuidad se presentaron al seguimiento, en comparación con el 73 % de los que obtuvieron una puntuación alta. Es más, de los que obtuvieron una puntuación baja, el 77 % estaba dispuesto a mentir a un compañero anónimo para ganar más dinero cuando se les puso a prueba con un “juego de engaño”, mientras que solo el 36 % de los que obtuvieron una puntuación alta lo haría.

Un mayor sentido de la conexión con el yo futuro también puede empujar a las personas hacia un comportamiento responsable con el medio ambiente. En un estudio realizado en 2022, los investigadores reclutaron a 175 estudiantes universitarios de una universidad pública estadounidense y los asignaron aleatoriamente a tres grupos: a uno se le animó a visualizarse a los 60 años y a los otros se les dijo que se visualizaran a sí mismos, o a otra persona, en el momento presente. Después, todos los estudiantes participaron en un juego en el que podían coger peces simulados de una piscina.

Los estudiantes que se centraban en su yo futuro limitaban el número de peces que cogían en cada ronda para conservar la reserva de peces durante más tiempo, según reveló el experimento, mientras que los que se centraban en el presente eran más propensos a agotar rápidamente la reserva.

Escriba una carta para usted

Durante más de una década, los científicos han buscado formas de manipular la autocontinuidad de los participantes en estudios para intentar que se comporten con más prudencia. Han tenido éxito con diversos métodos, como hacer que las personas interactúen con una versión de sí mismas más vieja generada por computadora, a veces con la ayuda de visores de realidad virtual.

Más recientemente, un nuevo programa llamado Future You (yo futuro) desarrollado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, ofrece a los jóvenes la posibilidad de chatear con una simulación en línea, generada por IA, de sí mismos a los 60 años. En un estudio reciente con 344 participantes se descubrió que los usuarios que interactuaban con su yo futuro manifestaban una “mayor autocontinuidad futura” y, tal vez como consecuencia, una ansiedad significativamente menor, en comparación con los que no lo hacían.

Future You es una versión de alta tecnología de una técnica practicada desde hace tiempo por profesores y orientadores de secundaria que animan a los alumnos a escribir cartas a su yo futuro, como si escribieran a un amigo por correspondencia. En un estudio piloto con estudiantes de secundaria en Japón, la psicóloga social Anne E. Wilson, de la Universidad Wilfrid Laurier de Ontario, llevó el ejercicio un paso más allá. Ella y su colega Yuta Chishima pidieron a los estudiantes que habían escrito la carta a su yo futuro que respondieran a ella como imaginaban que lo haría su yo futuro.

El esquema muestra una conversación entre una mujer joven y una versión generada por IA de su yo futuro.

Pensar en su yo futuro es una buena forma de mejorar la autocontinuidad. En una estrategia de alta tecnología, los investigadores que buscan aumentar este rasgo crean una versión envejecida artificialmente del rostro de una persona joven. Ese yo mayor puede conversar con la persona más joven mediante un software de inteligencia artificial. Los estudios demuestran que la conversación ayuda a las personas a sentirse más cerca de su yo futuro, y también a sentir menos ansiedad ante el futuro.

Según los investigadores, escribir una carta desde el futuro hizo que los estudiantes se sintieran más conectados con su yo futuro. Según Wilson y Chishima, un mes más tarde, los estudiantes que habían escrito una carta desde la perspectiva de su yo futuro declararon “una planificación más intensa de su carrera y una mayor disposición a estudiar mucho incluso cuando las tentaciones acechan”, en comparación con los estudiantes que solo escribieron una única carta.

Sin duda, hay ocasiones en las que un horizonte más corto puede ser útil, señalan investigadores de la Universidad de Southampton, Reino Unido, en el Annual Review of Psychology de 2023. Por ejemplo, un sentimiento demasiado fuerte de continuidad con el yo del pasado podría obstaculizar los esfuerzos en el presente por abandonar los “costos hundidos”, es decir, las inversiones ya realizadas en un plan o proyecto condenado al fracaso.

Lo mismo puede aplicarse a dejar un mal hábito, como la drogadicción. “Un mal pasado puede ser como un ancla para alguien”, dice Wilson. “Como: ‘Si he fracasado en esto en el pasado, significa que voy a fracasar en esto en el futuro’”.

“Por otro lado”, añade Wilson, “un mal pasado podría ser algo de lo que aprendiéramos y luego ideáramos estrategias diferentes para el futuro, para no seguir cometiendo los mismos errores”. Tal vez como Milan Kundera, que tan enérgicamente repudió al hombre que fue a los 20 años, y murió a los 94 en 2023, tras una larga y célebre carrera como escritor.

Artículo traducido por Debbie Ponchner

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