La razón por la que una solución a la deforestación aún no detiene la pérdida masiva de árboles
OPINIÓN: Los compromisos de deforestación cero en la cadena de suministro no están protegiendo los bosques tropicales tanto como se esperaba. Pero podrían hacerlo si se aplicaran las mismas normas a los mercados nacionales y de exportación.
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Unos 3,75 millones de hectáreas de bosques tropicales primarios se han talado anualmente en los últimos años, lo que ha contribuido al cambio climático y a la pérdida de biodiversidad, además de amenazar los medios de vida de las comunidades indígenas. Muchos de estos árboles se talaron para dar paso a un puñado de productos agrícolas: ganado, palma aceitera, soya, cacao, café y caucho de plantación. Muchas de estas materias primas se exportan para satisfacer la creciente demanda de carne y aceites vegetales, y terminan en todo tipo de productos, desde hamburguesas hasta pasteles de chocolate.
En un intento por disminuir estas pérdidas, desde principios de este siglo, muchos gobiernos, junto con cientos de empresas agroalimentarias y de grandes marcas (como McDonald’s, Unilever y Mars, por ejemplo), y coaliciones de organizaciones públicas y privadas, se han comprometido públicamente a eliminar la deforestación de sus cadenas de suministro de materias primas. En algunas regiones y para algunas materias primas concretas, estos compromisos han ayudado a salvar algunos bosques, y también han impulsado el progreso en el seguimiento y la concienciación sobre la deforestación. Pero, en conjunto, estos “compromisos de deforestación cero” no son tan eficaces como parecen. Tal y como se aplican actualmente, no pueden reducir la deforestación de forma significativa.
Por ejemplo, a pesar de la moratoria de la soya firmada en 2006 por los principales comerciantes transnacionales de soya en Brasil, junto con dos acuerdos similares sobre la deforestación causada por el ganado, la deforestación en la Amazonía brasileña continúa a buen ritmo. De hecho, la deforestación aumentó significativamente después de que el anterior gobierno de Brasil, bajo el entonces presidente Jair Bolsonaro, redujera los recursos para hacer cumplir las regulaciones sobre el uso de la tierra.
¿Cómo funcionan estos compromisos? En primer lugar, es necesario que las principales empresas agroalimentarias se comprometan a utilizar únicamente ingredientes libres de deforestación —y lo harán ya sea porque los países en los que venden sus productos (como los de la Unión Europea) tienen normas y reglamentos que lo exigen, o por la fuerte demanda de los consumidores—. Luego, es necesario que las cadenas de suministro sean claras y trazables, para que las empresas puedan saber si sus productos —como el cuero, el cacao o la soya— están realmente libres de deforestación.
Estas condiciones no siempre se dan. En los mercados nacionales de países tropicales, suele haber poca demanda de productos libres de deforestación. La mayor parte de la producción de carne de vacuno de América Latina —la principal causa directa de deforestación en la región— se destina al consumo local, donde la reducción de la pérdida de árboles no es una prioridad absoluta para muchos gobiernos y consumidores. Del mismo modo, Indonesia utiliza cada vez más su producción de aceite de palma en su industria local de biodiésel y oleoquímicos. Más de dos tercios de la deforestación impulsada por los productos básicos se destina a estos mercados nacionales.
Además, el grueso de las exportaciones se destina a países que no dan prioridad a los problemas de deforestación. Los países que sí se centran en estas cuestiones de sostenibilidad se encuentran sobre todo en Europa y Norteamérica, que representan menos del 10 % de los mercados internacionales de materias primas de riesgo forestal. En los demás mercados de exportación, la mayoría asiáticos, la demanda de producción sin deforestación sigue siendo limitada. En 2020, India y China representaban cada una alrededor del 15 % de las importaciones mundiales de aceite de palma, y ese aceite tiene un riesgo de deforestación 2,4 veces mayor por tonelada en comparación con el aceite de palma importado por la UE. China absorbe el 30 % de las exportaciones de carne de vacuno de Brasil, frente al escaso porcentaje de la Unión Europea e incluso menos de Estados Unidos. Solo recientemente algunas empresas agroalimentarias asiáticas han adoptado políticas de abastecimiento sostenible, al menos por escrito.
Ni siquiera las empresas que exportan a la UE y EE.UU. saben siempre si los agricultores que les suministran están provocando deforestación o no. La inmensa mayoría de los cultivadores de cacao venden a pequeños intermediarios oportunistas que, a su vez, venden a las empresas chocolateras. Es muy difícil hacer un seguimiento de estos tratos, por lo que nadie puede saber a ciencia cierta si el producto final está realmente libre de deforestación. El resultado es que la deforestación puede pasar desapercibida.
Por si fuera poco, aunque los fines agrícolas impulsan más del 90 % de la deforestación tropical, solo la mitad de esas tierras deforestadas se gestionan activamente para los cultivos. El resto se tala, pero se abandona al cabo de unos años, o nunca se llegó a cultivar, víctima de la especulación, los conflictos por el uso de la tierra o los incendios incontrolados. Esta deforestación no se tiene en cuenta en las cadenas de suministro de materias primas.
Hemos revisado un gran número de estudios recientes y hemos llegado a la conclusión de que los compromisos de deforestación cero, tal y como se aplican en la actualidad, solo pueden reducir el riesgo de deforestación tropical en un pequeño porcentaje. Incluso si todos los productos básicos de riesgo forestal exportados estuvieran cubiertos por tales compromisos, con una aplicación muy buena, esto seguiría siendo capaz de reducir el riesgo de deforestación solo en un 11 % aproximadamente.
El truco está en abordar los mercados nacionales. En el caso de la mayoría de los productos básicos, las principales empresas exportadoras de los trópicos también operan a nivel local. La buena noticia es que, si esas empresas utilizaran las mismas líneas de suministro libres de deforestación para sus productos nacionales que para, por ejemplo, sus exportaciones a la UE, el impacto potencial podría aumentar hasta cubrir aproximadamente un tercio de todo el riesgo de deforestación. Eso sería significativo.
¿Cómo conseguirlo? Las fuerzas del mercado podrían lograrlo en parte, siempre y cuando los mercados de Asia, por ejemplo, empiecen a preocuparse más por los productos libres de deforestación. Por desgracia, esto está ocurriendo muy lentamente. La otra forma es a través de una combinación de medidas: presión de la sociedad civil sobre los comerciantes para que apliquen sus compromisos de deforestación cero a todos sus proveedores; aplicación más estricta de las políticas de uso de la tierra en los países con bosques tropicales; y mecanismos financieros internacionales que proporcionen más recursos a los países que consigan revertir su deforestación. Cualesquiera que sean las medidas que se adopten, es importante que los compromisos de deforestación cero no excluyan a los pequeños productores que, aunque apliquen buenas prácticas agrícolas, no disponen de los recursos necesarios para demostrar que sus productos son libres de deforestación.
Lograr realmente la deforestación cero exigirá una transformación de la forma en que se producen, comercializan y consumen las materias primas. Las iniciativas de la cadena de suministro no son más que una pieza de un gran rompecabezas. También son imprescindibles el apoyo y la coordinación de los gobiernos.
El compromiso internacional más reciente es la Declaración de los Líderes de Glasgow de 2021 sobre los Bosques y el Uso de la Tierra, firmada en la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático por más de 140 países, que abarcan conjuntamente el 90,9 % de los bosques del mundo. Se comprometieron a detener e revertir la pérdida de bosques y la degradación de la tierra para 2030, promoviendo al mismo tiempo una transformación rural justa para todos. Se está acabando el tiempo para que estos compromisos marquen por fin una gran diferencia a nivel mundial, ya que los bosques siguen ardiendo rápidamente.
Artículo traducido por Debbie Ponchner
10.1146/knowable-081423-1
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