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CRÉDITO: DANA SMITH

A medida que aumenta la evidencia del cambio climático, la batalla política para bajar las emisiones se ha vuelto más polarizada.

Cómo superar la polarización política sobre el cambio climático

Las conversaciones —en la vida real— pueden ayudar a cerrar la brecha partidaria, pero el truco es dar cierta estructura a la discusión, dice un ecólogo humano.


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Tener los datos correctos sobre el cambio climático no es suficiente: aunque hay abundante evidencia sobre sus múltiples efectos, la gente está más dividida que nunca sobre cómo gestionar las emisiones. Para abordar realmente la crisis climática se requiere más que conocimientos tecnológicos o una gran cantidad de datos: se necesita comprender cómo funciona la toma de decisiones humana.

El ecólogo humano Thomas Dietz, de la Universidad Estatal de Michigan, ha dedicado gran parte de su carrera a comprender por qué las personas toman —o no— acciones proambientales.

Entre sus especialidades se encuentra la polarización de las opiniones de las personas sobre cuestiones ambientales, en particular sobre el cambio climático. Esta polarización ocurre cuando las diferencias de opiniones se extienden cada vez más. Al final, “todo el mundo tiene opiniones muy firmes y queda muy poco en el medio”, afirma. “Cuando no hay nadie en el medio se vuelve más difícil llegar a acuerdos”.

En una revisión publicada en el Annual Review of Environment and Resources, junto a otros coautores Dietz analizó cómo surge la polarización, cuál es su impacto en la toma de decisiones y cómo las personas aún pueden encontrar puntos en común. La polarización ocurre en múltiples niveles, lo que hace que llegar a un consenso sea un desafío, pero las investigaciones sugieren al menos una forma de combatirla.

Cuando las personas con inclinaciones políticas opuestas conversan entre sí en discusiones estructuradas sobre temas en los que no están de acuerdo, Dietz y otros investigadores han hallado que suavizan sus puntos de vista, dejando espacio para cooperar incluso en temas divisivos como la política climática. No es raro, dice, que la gente salga de estas discusiones dándose cuenta de que sus propios puntos de vista no son tan diferentes a los de los demás como pensaban.

Su libro, Decisions for Sustainability: Facts and Values (Decisiones para la sostenibilidad: hechos y valores), examina los desafíos en torno a tomar buenas decisiones y sugiere formas en que podemos hacerlo mejor, incluso frente a la polarización. Dietz habló con Knowable Magazine sobre su trabajo y lo que significa para una política eficaz. Esta entrevista ha sido editada para lograr más claridad.

¿Cómo surge la polarización?

La polarización se produce a través de las debilidades de nuestro procesamiento de información. Todos tendemos a una asimilación sesgada de información. Cuando escuchas un hecho nuevo, tu aceptación depende de si es consistente con lo que ya sabes.

El otro proceso que conduce a la polarización es la homofilia —te gusta pasar el tiempo con personas cuyos puntos de vista son muy parecidos a los tuyos—. Así que no solo es probable que no asimiles nueva información, sino que es posible que tampoco te enteres de ella, porque solo estás hablando con personas que crees que son como tú.

¿Cuál es el estado de polarización sobre el cambio climático en Estados Unidos?

Es probable que el cambio climático sea el tema más polarizado en la política estadounidense en este momento. Los demócratas y republicanos están más divididos en ese tema que en cualquiera de los otros en los que no coinciden. En las encuestas en las que se ha preguntado a la gente sobre múltiples temas —como el cambio climático, el control de armas, los derechos reproductivos, la acción afirmativa, la inmigración—, el cambio climático es el más polarizado de todos. Los republicanos están alrededor de un 60 % menos preocupados por las preguntas estándar sobre el cambio climático que los demócratas. Hace una década, esa brecha podría haber sido quizás del 20 %.

La brecha partidaria creciente en torno al cambio climático

Desde 2008, los investigadores de Yale han documentado una creciente división entre los demócratas y los republicanos sobre la importancia de priorizar el cambio climático.

La investigación indica que la polarización climática es especialmente mala en Estados Unidos. ¿Por qué cree que esto sucede?

Sí, en la mayoría de los estudios, la polarización de opiniones sobre el cambio climático es más fuerte en Estados Unidos que en cualquier otro país. Esto puede deberse a que un sistema bipartidista facilita la polarización, a que quienes se benefician del uso de combustibles fósiles ejercen una fuerte influencia y al patrón general de polarización de las opiniones de cualquier ciencia que esté vinculada a las políticas públicas. A lo largo de los últimos 50 años, las estrategias políticas basadas en la polarización a menudo han tenido éxito y han fomentado una mayor polarización. Si bien estas dinámicas pueden no ser exclusivas de Estados Unidos, aquí son fuertes.

Como la gente solo escucha las fuentes que ya coinciden con ellos y porque hay actores motivados que realmente quieren impulsar su agenda, se necesita mucho tiempo para que la información científica penetre en los debates políticos polarizados. Hay muchas investigaciones que muestran que la industria de los combustibles fósiles ha trabajado muy duro para mantener el cambio climático fuera de la agenda, para rechazar la noción de que el cambio climático es real, que es causado por los humanos, que es algo serio.

En su investigación ha identificado otros tipos de polarización que quizás sean más insidiosos que la simple polarización de opiniones. ¿Podría hablar de ellos?

Hay un segundo tipo de polarización: la polarización percibida. La polarización percibida se trata de cuán diferente crees que son tus puntos de vista de los del otro grupo, cuando estás en uno de esos grupos polarizados. A menudo encontramos que la polarización percibida es mayor que las diferencias reales en las opiniones de las personas.

La tercera se llama polarización afectiva. Ahí es cuando pasas de “esas personas realmente tienen opiniones equivocadas sobre el cambio climático” a “realmente no son buenos ciudadanos, no son buenas personas”. Eso, por supuesto, es lo más problemático. Cuando empiezas a pensar que la otra parte no es redimible, puede resultar muy, muy difícil tener una democracia funcional y tratar de lograr compromisos, hacer avanzar cuestiones y aprender unos de otros.

Efectos de la polarización en la búsqueda de acuerdos

Dietz identifica tres formas de polarización: opinativa, percibida y afectiva. Si bien a menudo es posible acercar la brecha en la polarización de opiniones, llegar a un acuerdo se vuelve cada vez más difícil cuando están en juego la polarización percibida y afectiva.

Investigaciones realizadas en Estados Unidos y Australia sugieren que la gente tiende a sobreestimar el grado de negacionismo climático en sus propias poblaciones. ¿Por qué pasa esto?

La gente tiende a sobreestimar cuán polarizado está el país. Piensan que hay muchas más personas que están alejadas de ellos y tienen puntos de vista exactamente opuestos. Y subestiman la cantidad de personas que están en el medio. Ese es un fenómeno bastante común; nuestros procesos de pensamiento tienden a simplificar demasiado las cosas y escoger valores extremos.

Si asumes que otras personas están muy, muy lejos de tu punto de vista, entonces el ganador se lo lleva todo —asumirás que las otras personas no se comprometerán contigo—. Así fracasa el proceso de tratar de encontrar un entendimiento común y formas de avanzar que satisfagan las necesidades de todos.

¿Cómo superamos las percepciones erróneas sobre el clima y la polarización climática?

Creo firmemente que lograr que las personas hablen entre sí y con los científicos mientras analizamos los problemas es un proceso realmente bueno. Si se logra que la gente participe en debates estructurados en los que los facilitadores ayuden en el proceso, eso puede tener importantes efectos despolarizantes.

“Cuando empiezas a pensar que la otra parte no es redimible, puede resultar muy, muy difícil tener una democracia funcional y tratar de lograr compromisos, hacer avanzar cuestiones y aprender unos de otros.”

Tomas una muestra aleatoria de personas y las invitas a reunirse, normalmente durante uno o dos días, en un espacio neutral —un auditorio local o el sótano de una iglesia—. Evalúas las opiniones de las personas de antemano y luego evalúas sus puntos de vista después de haber conversado con otros.

Las discusiones suelen ser facilitadas por un mediador capacitado, de modo que las personas puedan escuchar las opiniones de los demás de manera civilizada. Y creo que eso funciona para la mayoría de la gente. Cuando las personas están en total desacuerdo, pero no tienen opiniones firmes sobre la ética y las motivaciones de quienes no están de acuerdo con ellas, estos procesos de discusión pueden permitirles encontrar puntos en común y avanzar a partir de ellos.

En muchos temas, incluido el cambio climático, ese tipo de procesos realmente tienen un gran impacto en las personas que participan. El desafío es: ¿cómo multiplicas eso a toda la población? Y no creo que sepamos cómo hacerlo.

¿Puede dar un ejemplo de cómo funcionan estas conversaciones en la práctica?

A menudo les he pedido a todos que escriban individualmente y en privado las ideas clave que tienen sobre el tema. Y luego todos van uno a la vez y ofrecen una idea, y continúas hasta que te quedas sin ideas. El secreto es que la propiedad sobre la idea disminuye. Cuando estás en la segunda ronda, la gente olvida quién puso esa idea en la pizarra. Entonces todos hablan de un tema. Una gran cantidad de pequeños pasos ayudan a evitar que se convierta en el tipo de pelea a gritos que puede surgir si dejas que la gente lo haga.

¿Por qué estas discusiones estructuradas funcionan para cambiar la opinión de las personas e incluso despolarizarlas?

En la deliberación, las personas tratan con otras personas reales, complejas y multifacéticas en una conversación ordinaria. Y las reglas del proceso evitan que las cosas se agraven. Esto reduce los estereotipos y la demonización del hipotético “otro”, porque el otro es una persona, no una abstracción. Pero necesitamos más investigación sobre esto y más experimentación sobre formas de ampliarlo.

¿Cree que las redes sociales, que tienden a amplificar las opiniones extremas, están empeorando la polarización?

Las redes sociales pueden exacerbar esto. Hasta ahora, la evidencia es muy variada. No es tan malo como podríamos temer, pero eso no significa que no vaya a empeorar. Es probable que el nuevo potencial de la inteligencia artificial (IA) haga mucho más fácil generar fragmentos de información polarizantes para publicar, y también haga más eficaz la identificación de grupos a los que dirigirse. Las personas que tienen motivaciones para impulsar varios puntos de vista tienen más potencial para usar su dinero para comprar ese tipo de IA y otros recursos para impulsar realmente las redes sociales.

¿Cómo piensa sobre la polarización a la hora de considerar una propuesta de política climática, y si tendrá éxito o no?

Aquí es donde surgen los problemas de estancamiento político. Por ejemplo, los economistas nos dicen que poner un impuesto a las emisiones de carbono es una de las mejores formas de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Excepto que hemos visto repetidamente en Estados Unidos, desde la administración Clinton y a nivel estatal, que no hay manera de que, bajo la política actual, se consiga un impuesto al carbono. Ojalá no fuera así. Pero poner mucha energía en tratar de conseguir un impuesto al carbono en este momento no parece una buena manera de avanzar.

Pero si, digamos, un impuesto al carbono realmente pudiera ser eficaz para frenar las emisiones, ¿no deberíamos intentar de convencer a la gente de que cambie de opinión al respecto?

Si la política está bloqueando iniciativas importantes que ayudarían a resolver los problemas ambientales, entonces debemos hacer dos cosas: descubrir qué podemos hacer ahora a pesar de la política, y qué podemos hacer para cambiar la política. No es una cosa u otra, es ambas cosas.

¿Cómo podemos aplicar lo aprendido en la investigación sobre el debate estructurado a las conversaciones sobre el cambio climático en nuestra vida cotidiana?

Solía codirigir un centro de adaptación climática en los Grandes Lagos. Ya estamos viendo algunos problemas graves relacionados con el clima en las zonas rurales de Michigan. Los productores de cerezas tenían un clima inusualmente cálido a principios de la primavera, todas las cerezas florecerían y luego sufrirían una fuerte helada. Algunos años perdieron toda la cosecha de cerezas.

Siempre empezábamos las conversaciones con los agricultores diciendo: “Este es el registro de las temperaturas a lo largo de 100 años de una estación meteorológica que conoces”. No hablamos de modelos climáticos. Nos limitábamos a decir a esas comunidades: “Algo está pasando aquí y les afecta a ustedes”. Y entonces normalmente podemos llegar a un acuerdo sobre estrategias razonables para adaptarnos a esos problemas.

Una vez que la gente comienza a explorar eso se da cuenta de que, si las cosas siguen empeorando, la adaptación será muy difícil y muy costosa. Descubrimos que, a menudo, en un período de un par de años, la gente entraba en razón por completo. Los productores de cerezas se interesaron de verdad por los modelos climáticos. Ya sabes, “¿qué va a pasar en los próximos 35 o 50 años? Porque, cuando planto cerezos, tengo que pensar en un período de 25 años”.

Evita ser confrontativo en formas que pone a la gente a la defensiva. La eficiencia energética y las energías renovables son buenas para el clima, pero también son buenas para la economía, la seguridad nacional, para reducir la contaminación del aire, para crear nuevos empleos y para la independencia energética. Entonces, incluso si alguien rechaza el cambio climático como un problema, hay otras formas de discutir la eficiencia y las energías renovables.

Invocar la experiencia personal ayuda, porque aleja la conversación de la política abstracta y polarizada y la acerca a la gente común y a sus vidas. A menudo digo cosas como: “Esos paneles solares fueron una de las mejores inversiones que nuestra familia ha hecho” o “Parece que el lago se congela cada vez menos”. La clave parece ser encontrar puntos en común.

Artículo traducido por Daniela Hirschfeld

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