Los gatos se retuercen y las serpientes se deslizan, aprovechando y negociando las leyes de la física. Los científicos están descubriendo cómo lo hacen.
Desde las pitones de Birmania y las anguilas asiáticas del pantano, hasta helechos trepadores del Viejo Mundo, el sur de Florida alberga hordas de animales y plantas exóticas. ¿Qué se puede hacer ante los estragos ecológicos que están provocando?
El emblemático marsupial australiano ha sido considerado fuente de alimento, plaga, mascota y, ahora, un problema de conservación. Los científicos están acabando con los mitos —utilizando la genética, los robots y la ciencia ciudadana— y encontrando nuevas formas de proteger a los animales.
Hace más de 70 años, el matemático Alan Turing propuso un mecanismo que explicaba cómo podían surgir patrones a partir de una uniformidad anodina. Los científicos siguen utilizando su modelo —y añadiendo nuevos giros— para obtener una comprensión más profunda de los patrones de los animales.
Científicos de ambos lados de la frontera trabajan para entender cómo la barrera está afectando a la biodiversidad de la zona. Mientras tanto, las comunidades intentan mantener con vida a los animales que se han quedado sin acceso al agua.
A pesar de las crecientes medidas de protección, estos peces figuran entre los animales más amenazados del mundo. Nuevas pruebas para detectar las especies con las que se comercia, así como estudios de población, buscan ayudar a salvarlos.
Aunque los estudios siguen siendo contradictorios y los productos a menudo no son homogéneos, muchos científicos tienen la esperanza de que el cannabidiol pueda ayudar a los caninos y otros peludos que sufren artritis, alergias y ansiedad.
Algunas hacen nidos dentro de conchas marinas, otras llevan burbujas de aire en la espalda. Las arañas que volvieron al agua desarrollaron muchas estrategias de supervivencia.
Estos insectos chupadores de sangre se presentan ahora en dos variedades y son resistentes a muchos pesticidas. Las nuevas estrategias de erradicación incluyen esporas de hongos y olores humanos desagradables.
Una enfermedad priónica similar a la de las vacas locas se está extendiendo rápidamente entre las poblaciones de ciervos y alces de Norteamérica. Un microbiólogo veterinario analiza las opciones para mantenerla a raya.
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